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Los deliciosos encantos de Hsipaw

Hsipaw es de esas ciudades que te ganan con el paso de los días, esos que lamentablemente casi nunca se tienen cuando se visita un país tan extenso como Myanmar -el más grande del sudeste asiático-. Una larga calle principal con pequeños restaurantes a un lado y puestos de frutas y barberías al otro; un pequeño mercado en el centro y alguna callejuela adyacente con hostels. Esto es, a priori, lo que uno se encuentra al llegar a este pueblo, punto de partida de algunos de los mejores trekkings que se pueden hacer en Birmania.

«No entiendo porque Lonely Planet lo recomienda entre sus imprescindibles», me dije tras el primer paseo por la ciudad. Me alojé en Mr. Charles, también el más destacado de dicha guía. Las instalaciones y la calidad del wifi, correctas. Sin más. Como el desayuno. Lo mejor, su servicio de excursiones y guías y las terrazas en las que poder tomarse algo, charlar o simplemente leer cuando cae la tarde si los cánticos repetitivos de los niños de la escuela de enfrente lo permiten.

Las habitaciones privadas resultan un tanto caras para lo que ofrecen; los dormitorios, con colchones en el suelo y separados por biombos de bambú, resultan económicos (7 dólares) para los precios de Myanmar y bastante cómodos. Como la ciudad, asequible a pie salvo sus cascadas. Una caminata de una horas las separa del considerado ‘centro’ de la ciudad. Si uno camina un poco más allá del núcleo urbano, sin embargo, se encuentra pequeños tesoros en los que echar la mañana o la tarde sin apenas darse cuenta.

El primero, el Palacio Shan. Bien, en realidad es una simple mansión de estilo inglés, pero merece la pena acercarse a él y dejarse envolver por las palabras de su propietaria. Encantada, esta descendiente de príncipes y princesas te explicará la historia de los territorios shan de esta parte del país y de la familia de su marido, que de instalarse el antiguo sistema de reinos birmanos debería ser príncipe shan de Hsipaw.

large_Fern

Son 20 minutos de charla en el hall de la mansión entre fotos históricas, romances interraciales, condenas de cárcel y asesinatos. Y gratis. Al finalizar, es nuestra opción contribuir o no con un pequeño donativo para que la historia no se pierda.

Siguiendo la misma dirección hacia las afueras de Hsipaw se encontrará después lo que se ha bautizado con el nombre de Little Bagan. Muy, pero que muy little añadiría yo. Las pagodas, aunque antiguas, son pocas en comparación con Bagan y mucho más pequeñas, pero el paseo merece la pena.

Algunas, como la de la imagen que abre este post, son especiales. Y dos minutos antes de llegar a ellas se encuentra, además, uno de los mejores rincones de Hsipaw. Aunque las principales guías lo mencionan, son pocos los turistas que se acercan hasta el Mrs. Popcorn’s Garden, un remanso de paz en el que deleitarse con unos deliciosos zumos de frutas y unos aperitivos cortesía de la casa – piña y unas tortitas de maíz – y de la dueña, que regenta ese pequeño bar con hamacas y sillas de bambú con huerto orgánico.

Mrs Popcorn Garden (6)

 

Aunque, todo sea dicho, mi lugar favorito de la ciudad acabó siendo el Yuan Yuan o Mr. Shake. ¡Los batidos más deliciosos de mi vida! Ubicado en la calle principal, este pequeño local en el que también sirven pollo con arroz, prepara unos batidos de combinaciones imposibles y por solo un dólar. ¡Y con cubitos de hielo con agua purificada para los más aprensivos! Mi favorito, el de la casa: piña, coco, lima, menta y jengibre. Aunque el de banana y café no se queda lejos. Para los amantes del chocolate, que no es mi caso como muchos sabéis, me dijeron mis compañeros de trekking a los que llevé – y ‘enganché- que el de banana y oreo también rozaba el top de los batidos habidos y por haber. Así que ya sabéis, solo por los batidos de Mr. Shake merece la pena acercarse a Hsipaw.

1 Comment

  • El futuro marido de PJ Harvey aunque ella no lo sepa aún...
    24 agosto, 2015 at 2:34

    chocolate! Yo quiero el de chocolate…

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