Diluvia en Rangún y eso me ha hecho retroceder un par de semanas en el tiempo y recordar la intensa lluvia que nos empapó durante los dos días de trekking por los pequeños pueblos de montaña de Hsipaw. Toca, por tanto, hablar de otro de los imprescindibles de Myanmar aprovechando que ahora mismo poco se puede hacer.
Hsipaw. A poco más de 200 kilómetros de Mandalay, esta pequeña ciudad rodeada de montañas resulta una escapada perfecta si del calor sofocante se quiere huir. Accesible a pie, un par de días son suficientes para hacerse una idea de la vida tranquila de sus habitantes y visitar sus atracciones principales, que no son muchas. Aun así merece la pena el largo trayecto en tren desde Mandalay o Pwin U Lwin y enlazar, así, dos indispensables birmanos. Hsipaw lo es como base de operaciones para los amantes del senderismo. Y para los que no lo sean tanto, pero quieran saber cómo es la vida rural en Myanmar.
Las opciones van desde excursiones de un día, que no recomiendo porque no ascienden hasta los pueblos, hasta los tres días con sus correspondientes noches. Mi opción fue la intermedia: dos días de excursión con una noche en uno de los pequeños pueblos de los alrededores. Asequible para todo aquel que no tenga ningún problema físico más allá de no estar en forma. Las caminatas son relativamente largas – unas 5 horas cada día-, pero por terreno más o menos asumible. Sin excesiva pendiente, pero con mucho barro y algo deslizante si se realiza en temporada de lluvias. Fue el caso. Aun así, un buen equipo reduce considerablemente las molestias de una lluvia constante e intensa. Lo prometo.
Una vez empapada poco más se puede hacer que disfrutar del intenso verde del paisaje que te rodea. Cada vez que vuelvo a Asia confirmo que si algo me enamora de esta zona del mundo es el verde de sus campos de arroz y de sus plantaciones de té y maíz, en el caso de Myanmar. Y hasta celebras que sea la lluvia la que haga que no te cruces con ningún otro grupo de turistas por la zona. La inmensidad de los alrededores de Hsipaw te pertenecen a ti y a tus compañeros de trekking. Si el grupo es majete, además, te ríes y charlas largo y tendido durante las horas de paseo y alrededor de una de las cenas más deliciosas de este viaje.
Arroz en cantidades industriales y una selección de verduras aliñadas cada una de una manera diferente que hacen imposible dejar de comer. No ayuda a saciar la gula el hecho de que los anfitriones no dejen de sacar más y más platos cuando ven que empiezan a terminarse. Berenjenas, unas hojas que todavía no sé como se llaman similares a las acelgas, huevos, cebollas mini, calabaza o unas simples judías verdes bastan para tocar el cielo gastronómico. Y un té delicioso. Hasta el famoso café 3×1 aquí sabe mejor.
Pero volviendo al verde. Durante la caminata, en la que se realizan un par de paradas para descansar y reponer fuerzas con dulces típicos de la zona cortesía del guía de la expedición, se atraviesan minúsculas aldeas y enormes plantaciones sostenidas como por arte de magia en las laderas de las montañas. Los búfalos de agua os saludarán mientras siguen preparando el terreno para el cultivo y los campesinos alzarán la vista antes de seguir con su dura jornada de trabajo. Todo es auténtico y, en todo caso, somos nosotros los que nos convertimos en atracción para los lugareños.
De fondo, el silencio solo roto por la lluvia. Y una pregunta, ¿cómo pueden vivir aquí en plena inmensidad? Miento. Dos preguntas. ¿Cómo pueden conducir por los barrizales y las pendientes resbaladizas? No te cruzas con demasiadas motos, solo en la cercanía de los pueblos, pero son suficientes para replantearte tu admiración por la destreza de Valentino Rossi y Marc Márquez. ¡Lo de los birmanos en Hsipaw si que es talento sobre dos ruedas! También puedes cruzarte con rebaños de vacas algo famélicas y rebeldes, pero en ningún momento peligrosas.
Soy consciente de que debería haber hecho más fotografías, pero siempre me pasa lo mismo en estos sitios. Me absorben tanto que no me apetece sacar la cámara y perderme ni un segundo. No puedo evitarlo, pero me hipnotizan. Y me hacen sentir como una protagonista más de Lost. Hsipaw no es Hawaii ni mucho menos la isla de Perdidos, pero no puedo evitar pensar en las aventuras de Jack y compañía en estos parajes. Ni en los hobbits de El Señor de los Anillos, cosa que me hace darme cuenta de que mis referencias siempre son las mismas. ¿Alguna sugerencia cinematográfica o televisiva? Ni van a aparecer osos polares en medio de Myanmar ni hombres bajitos de pies descalzos y peludos. Mucho menos Jacks, Swayers o Saids.
Una vez en la aldea toca descansar y dejar pasar el tiempo. No hay muchas más opciones. Un corto paseo por el par de calles y charlar con el guía y sus amigos hasta el anochecer. Cena, más charla, partida de cartas y la Vía Láctea. Así, sin más. Despejadas las nubes, las estrellas cogen protagonismo para descubrirla ahí, imponente y vigilante desde el universo. Y las últimas horas del día se pasan con la vista alzada y en silencio. ¡Una maravilla!
Si eres de los de sueño delicado recomiendo llevar contigo algún tipo de pastilla relajante. Sobretodo para acelerar el sueño ya que los gallos empiezan a cantar incluso antes del amanecer y a las siete es la hora de despertarse. Los futones en el suelo tampoco son lo más cómodo del mundo, aunque las mosquiteras garantizan una noche relativamente apacible. Ducharse o no es una opción. No hay duchas como tal, solo unos barreños enormes con agua de lluvia para lavarse fuera de la casa y a la vista de todo el mundo. Existen apaños, pero no será la ducha más cómoda de vuestras vidas y, además, la limpieza os durará poco. Los pantalones seguirán acumulando barro.
La vuelta al hostel, en este caso Mr. Charles -dueño al parecer de medio Hsipaw- dura una hora menos que la ida ya que un tuk tuk te recoge tras llegar al último pueblo. O primero, según se mire. Y de ahí directos a la ducha y a los balcones de la Guesthouse hasta la hora de cenar. En grupo, por supuesto. Y de experimentar con coca-cola y helado como ya os conté en la primera entrega de las anécdotas birmanas.
Datos prácticos
- Los precios son bastante fijos en Hsipaw y el trekking de dos días y una noche está en los 20 dólares. Se pueden contratar desde los diferentes hoteles y hostels de la ciudad, pero por experiencia propia y por las recomendaciones encontradas por la red os recomiendo Mr.Charles
- Llevad dos litros, mínimo, de agua por persona. Incluso bajo la lluvia se bebe mucho. A mitad de camino se puede comprar botellas de 1 litro por unos 400 kyats.
- Impermeable, a poder ser tipo poncho, para protegerse de la lluvia y asegurarse que el interior de la mochila no se moja. Id ligeros de equipaje, una camiseta extra, ropa interior y linterna para ir al baño en plena noche son suficientes. Y crema del sol.
- Si queréis grabar parte del trekking no hagáis como yo y aseguraros de que la batería de vuestra cámara sí está al máximo.
- ¡Disfrutad!
4 Comments
El futuro marido de PJ Harvey aunque ella no lo sepa aún...
31 julio, 2015 at 1:43a pesar de la maldita lluvia, qué envidiaca me has dado!! Me has hecho recordar la magia de contemplar las estrellas desde un saco en el Uluru… ;D
Keep enjoying it!
Perdidos en Hsipaw
5 agosto, 2015 at 14:23[…] Hsipaw es de esas ciudades que te ganan con el paso de los días, esos que lamentablemente casi nunca se tienen cuando se visita un país tan extenso como Myanmar -el más grande del sudeste asiático-. Una larga calle principal con pequeños restaurantes a un lado y puestos de frutas y barberías al otro; un pequeño mercado en el centro y alguna callejuela adyacente con hostels. Esto es, a priori, lo que uno se encuentra al llegar a este pueblo, punto de partida de algunos de los mejores trekkings que se pueden hacer en Birmania. […]
Jorgelx
1 junio, 2016 at 18:05Hola!
Estamos interesados en visitar Hsipaw, y hacer el trekking. Podrías decirnos como hiciste para llegar desde Hsipaw. Sabes si existen autobuses, y horarios?
Laura R.
2 junio, 2016 at 17:09Hola!
Yo os recomendaría llegar a Hsipaw con el famoso tren que pasa por el desfiladero de Gokteik. Se puede coger en Pyin-oo-lwin, a unas dos horas de Mandalay. O bien, marcharse de Hsipaw con el tren, es una experiencia que merece mucho la pena. De lo mejor de Myanmar. Existen autobuses que unen Hsipaw con los principales puntos turísticos del país, así que no hay problema para desplazarse. El tema horarios, mejor mirarlo una vez en el país. Normalmente cualquier hotel os ayudará con ese aspecto.
Una vez en Hsipaw es fácil contratar un trekking en cualquier hotel o hostel. Yo lo hice en Mr.Charles, me lo habían recomendado previamente y son bastante eficientes. Casi todos suelen hacer lo mismo, pero por suerte no es una ruta muy masificada. Se puede hacer tranquilamente sin cruzarse con demasiados grupos. Y no es excesivamente caro 🙂